Por Gustavo Zidán*

Cuenta la leyenda que, en el siglo III, el actor Ginés de Roma, mientras representaba una comedia ante el emperador, tuvo la ocurrencia de parodiar un bautismo cristiano. Al “recibir” el agua bendita, sucedió el milagro y Ginés -en plena representación- se convirtió al cristianismo. En ese mismo momento, el intérprete no pudo no expresar su -recién hallada pero profunda- fe en Cristo en el propio escenario. En consecuencia, Ginés fue torturado y decapitado un 26 de agosto. 

Esa audaz acción, considerada por los políticos presentes como una blasfemia, le costó la vida a Ginés. Esa defensa de la creencia de Lo Fingido Verdadero -como así titularía luego Lope de Vega una tragicomedia inspirada en el destino del actor- convirtió a Ginés de Roma en mártir de la tradición católica y en santo teatral que, interpretando una ficción, encontró una verdad; que fue mártir y santo por encontrar a Dios mientras actuaba.

Puede resultar una arbitraria imposición reconocer y asociar a creencias del catolicismo la celebración del día del actor y de la actriz. Seguramente, entre quienes integran este amplio colectivo universal, no es justamente el catolicismo una creencia de consenso. Tal vez -más desde una postura que linde lo pagano- podríamos forzar nuestros acuerdos y coincidir en que las actrices y los actores, cuando abordan ese sacro espacio que es el escenario, tienen la capacidad de tensar dialécticamente realidad y ficción y viceversa; virtud que los coloca casi al mismo nivel de lo que la literatura religiosa define como santos y santas. Presencias histriónicamente celestiales con la capacidad de convertir en axioma lo imposible.

Me resulta extraño, en los últimos tiempos, encontrar reiteradamente en la actividad cultural intervenciones u opiniones vinculadas a la gestión del hecho escénico que pierden referencia y desconocen al actor y a la actriz como el núcleo central y constitutivo de lo teatral. Esta posición termina por obviar que es lo artístico lo que vehicula y da sentido a nuestros trabajos y lo que, en última instancia, debe regir el sentido de cualquier política que se quiera llevar adelante vinculada a la gestión del sector, ya sea del ámbito público o del ámbito independiente. Cuando asistimos a esa sucesión de visiones descentradas, es cuando surge en nuestros pensamientos ese concepto en el que mi amiga Laura Pouso (*) insiste: “hay que devolver el teatro a los actores y a las actrices”.

El querido Héctor Manuel Vidal (**) , como buen marxista, pasaba directo a la praxis de esta idea aplicando lo que con el paso del tiempo podría definirse como su método de trabajo como director teatral: Héctor planteaba entender al actor y a la actriz, y a su vez que el actor y la actriz entendieran lo que estaban haciendo. Juzgado por los resultados, justamente estos conceptos -entre otras virtudes y talentos- fueron los que lo convirtieron en uno de los grandes directores teatrales de mi país.

Sé que estas ideas, incluso entre mis colegas, pueden generar diferencias. Si así es, bienvenida la discusión como forma de celebrar este día de reconocimientos a la bellísima profesión de ser actor y actriz.

¡Ahh! Me olvidaba de algo: el cumpleaños de Héctor Manuel Vidal era el 26 de agosto; vaya coincidencia.

 (*) Laura Pouso es actualmente la directora de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático Margarita Xirgu, escuela de formación teatral más importante del Uruguay fundada por la actriz y directora catalana Margatina Xirgu.

 (**) Héctor Manuel Vidal (1941 – 2014) , actor y director teatral uruguayo; dos veces director de la Comedia Nacional

 

*Libertad/Uruguay. Gestor y productor de artes escénicas y docente. Desde 2011, es el Director de la Sala Verdi, institución pública dedicada a las artes escénicas, dependiente de la Intendencia de Montevideo, para la cual programa la Muestra Iberoamericana de Teatro, entre otras actividades artístico culturales.  En enero de 2018 suma a su cargo de dirección en Sala VERDI el de Coordinador del Centro Cultural Terminal Goes , espacio perteneciente al Municipio C de Montevideo.
Ha sido productor teatral, tanto en la escena independiente nacional como en la Comedia Nacional (elenco oficial del Uruguay).
Es egresado de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático Margarita Xirgu. Participó en decenas de festivales y ferias internacionales de artes escénicas con producciones propias así también como programador. Fue Director Ejecutivo del Auditorio Nelly Goitiño del SODRE y Coordinador de programación del Teatro EL GALPON. Integró la Comisión Ejecutiva de Montevideo Capital Iberoamericana de la Cultura 2013.
Durante años ha sido miembro de LA RED DE PROMOTORES CULTURALES DE LATINOAMAERICA y EL CARIBE y actualmente integra REDELAE Red Eurolatinoamericana de Artes Escénicas, organización de la cual es miembro fundador .
Ha ejercido la docencia en el programa Emprende Cultura de la Universidad ORT, dictando la asignatura Gestión de Emprendimientos Culturales y en el Programa de Formación de Desarrolladores Culturales de la Fundación Zelmar Michelini. A mediados de 2020 se sumó a la Casa de la Cultura de Libertad/ San José como asesor honorario.